¿QUIÉN ES EL
DR. LUIS A. WADSKIER?

HOLA, MI NOMBRE ES LUIS ALFREDO WADSKIER

La urología se ha convertido en una tradición familiar.

Mi abuelo fue urólogo y fundó la urología en Valencia, Venezuela donde yo nací. Para esa época la urología era una novedad y no existía en muchas ciudades del mundo. Fue presidente de la Sociedad Venezolana de Urología y jefe del Servicio de Urología del Hospital Central de Valencia-Venezuela, cuyo servicio orgullosamente lleva su nombre, Luis Fernando Wadskier. Luego, mi padre, siguiendo sus pasos, también estudió urología en Ciudad de México y a la fecha, sigue ejerciendo y goza de mucho prestigio en Venezuela.Además, la influencia de la medicina también vino por el lado de mi madre, que es patóloga, entre otros miembros de la familia que ejercen otras especialidades médicas.

YO TAMBIÉN DECIDÍ ESTUDIAR UROLOGÍA Y QUIERO CONTARLES UNA DE LAS ANÉCDOTAS DE MI VIDA QUE MÁS ME GUSTA.

Cuando me estaba graduando del colegio mi papá me preguntó qué iba a estudiar, y orgullosamente le dije que medicina. Me mandó a sentar y por un largo rato me explicó lo sacrificada que era esta carrera, tratando de convencerme de estudiar algo distinto.
Yo, terco como siempre, le dije que era una decisión tomada, entonces me dio un abrazo y me dijo que contaba con todo su apoyo.

Luego, cuando estaba por graduarme de médico, me preguntó qué iba a hacer de postgrado y ahora, aún más orgulloso, le dije urología. Otra vez me mandó a sentar y estuvo explicándome por qué debía estudiar cirugía plástica y no urología. Le dije que mi sueño era curar enfermos y mejorarles la calidad de vida y la salud, y que iba a hacer urología “como mi abuelo y como tú”. Una vez más, me expresó todo su apoyo incondicional.

Estudié 6 años en la Universidad de Carabobo en Valencia y me gradué como médico general. Luego estudié 2 años de cirugía general en el Hospital Central de Valencia como prerrequisito para urología. Decidí mudarme a Bogotá buscando una mejor educación y estudié 4 años en el Hospital de San José con la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS) donde me gradué como Urólogo.Luego, estudié por 1 año más el Fellowship (sub- especialización) en Urología Laparoscópica Avanzada y aquí tengo mi segunda anécdota: estuve con mi papá en un curso de Urología Laparoscóppica en Argentina y en el avión de regreso me dice:“Esto de la laparoscopia se ve muy dificil y ya a mis 60 años, esto es demasiado complicado. Si te llama la atencion, métete de cabeza que yo creo que esto es el futuro.”Desde entonces se convirtió en mi pasión.

Me mudé a Valencia a cumplir el mayor de mis sueños: trabajar con mi papá. Trabajamos juntos 3 años fantásticos donde pude aprender y enriquecerme muchísimo de la experiencia de quien tiene más de 50 años ejerciendo la urología. ¡Mi sueño se había hecho realidad! Lamentablemente, las condiciones del país no iban de la mano de mi sueño y con mucho pesar, me vi forzado a salir de Venezuela, dejando atrás todo el legado que crearon mi padre y mi abuelo.

Después de 13 años de incansables jornadas de estudio, trasnochos e incontables sacrificios, comencé a trabajar en el Servicio de Urología del Hospital de San José, donde me formé y donde creamos la Sección de Endourología y Laparoscopia. Me desempeñé 4 años como profesor universitario de pre y postgrado de la FUCS, como coordinador académico del postgrado de urología y como director de la Sección de Endourología y Laparoscopia, pero como los médicos nunca paramos de estudiar para poder estar a la vanguardia, me formé en Cirugía láser de próstata y mínimamente invasiva en el Hospital Vall d’Hebron en Barcelona – España, y luego en Cirugía robótica y endourología en UT Southwestern, Dallas, TX.

mi etapa actual

Escogí mudarme a Barranquilla en el 2016 porque es la ciudad más grande del Caribe colombiano, donde no se hacían cirugías por laparoscopia y porque la cultura de la costa es muy parecida a la de Venezuela. Comencé a trabajar en la clínica Portoazul y con el más prestigioso grupo de urólogos de Urocentro.

Mudarse a una ciudad nueva, donde no conoces a nadie y debes arrancar de cero, no es una tarea fácil, pero ahí apareció Armando Juliao, mi “padrino” urológico en Barranquilla, quien me ayudó a abrir muchas puertas, me enseñó la dinámica de la ciudad y más importante todavía, me presentó a mi esposa Stephy y de quien nacieron 2 preciosas niñas: Valerie y Sophie. En un futuro cercano, queremos tener 1 hijo más.
.

Más tarde, realicé un master en Uro-Oncología de la Universidad Cardenal Herrera, Valencia – España y un entrenamiento en Faloplastia y Cirugía Estética GenitalMasculina con Paul Perito, la referencia mundial en faloplastia en Perito Urology, Miami, FL, USA.

También me desempeñé por dos años como director de la Sección de Endourología y Litiasis de la Sociedad Colombiana de Urología.

Como pueden ver, uno se gradúa de médico y luego de urólogo y apenas estás empezando a estudiar, pero estos estudios constantes son los que me han permitido que el día de hoy me pueda desempeñar como urólogo con múltiples subespecialidades, tanto en laparoscopia, oncología, faloplastia, estética genital y cirugía láser mínimamente invasiva.

Actualmente tengo mi consultorio en la clínica Portoazul donde atiendo y opero a mis pacientes, tanto ahí como en otras clínicas de la ciudad, y le opero pacientes a 19 colegas urólogos, ya que  la laparoscopia ha tenido una gran acogida en todo el gremio. De igual forma, varios urólogos del resto del país me llaman para operar a sus pacientes por laparoscopia tanto en Cúcuta, Armenia, Pereira, Valledupar, Cartagena y también en Venezuela en Valencia y Caracas. Esto me ha permitido tener un volumen de cirugías muy elevado, adquiriendo una vasta experiencia y un prestigioso posicionamiento en la costa colombiana.

A la fecha, he realizado más de 2,500 cirugías laparoscópicas, 600 nefrolitotomías percutáneas y más de 8,000 cirugías en general.

Al día de hoy, cuando le cuento a mi papá que pasé la noche en el hospital o que hay un paciente que está muy enfermo y es domingo por la noche; que se presentó un paciente con una enfermedad muy complicada o que me trasnoché preparando una presentación para un congreso, mi papá lo único que me contesta es: “yo te lo dije…”

A pesar de eso, por primera vez en mi vida puedo decir: “menos mal que no le hice caso a mi papá”. Estoy totalmente convencido de que no hay una profesión más gratificante que la medicina.